No es la primera vez que habla el amigo Enrique Dans y sube el pan. Cosas de ser un gurú de los Internecs, supongo. En su columna de Expansión de hace unos días se lamentaba de la falta de buenos programadores en España. Y cito:
En España, que un emprendedor encuentre al programador adecuado para convertir sus ideas en código ejecutable es una proeza.
En España, las personas de verdad capaces de convertirse en el alma de un proyecto y transformar su esencia e ideas en código [...] prácticamente no existen. Pero no, no es porque se les pague poco: es que no se encuentran ni debajo de las piedras.
Raudo y veloz, David Bonilla salió en defensa de los supuestamente inexistentes buenos programadores en su lista de correo, y luego en su blog. Para Bonilla, los buenos programadores españoles existen y gozan de perfecta salud, pero no van a trabajar por cuatro duros para el empresario corto de vistas de turno. Y cito:
Si quieres encontrar un buen programador, básicamente sólo tienes que hacer una cosa: pagarlo.
Con 30.000€ sólo puedes comprar cacahuetes para contratar monos, no programadores.
Huelga decir que en este debate estoy con Bonilla y no con Dans. Primero porque he conocido a varios de esos supuestamente inexistentes buenos programadores patrios. Segundo porque he vivido en mis carnes la realidad de los sueldos penosos. Penosos en comparación con los de profesionales equivalentes en otros países, sí. Pero penosos también comparados con los de gestores, product managers, comerciales y cualquier otro cargo no-técnico en la misma empresa.
Siempre me he preguntado el porqué de esa diferencia. ¿Por qué un buen técnico está obligado a “evolucionar” a puestos de gestión para superar la barrera de los 40/50K? ¿Por qué en esa misma empresa un comercial puede superar con holgura los 80K? ¿Por qué nadie parece valorar a las personas que finalmente crean el producto / servicio que se está vendiendo, cuando se endiosa a los que lo venden? Y sobre todo, ¿por qué eso parece no ocurrir en otros países, donde los sueldos de unos y otros están mucho más equiparados, como parece lógico dada la incidencia de ambos en el resultado final del negocio? Y al final siempre llego a la misma conclusión: es cultural.
No digo que el no valorar al desarrollador sea cultural, digo que el no valorar la calidad es cultural. En España tenemos una relación malsana con la calidad, y de eso va todo esto. No tenemos una educación de calidad (en el informa PISA ya ni salimos entre los primeros). Nuestro panorama político es deplorable (aquí voy a obviar links porque creo que no hacen falta ejemplos). Nos hemos convertido en destino preferido del peor turismo posible (sí, turismo de borrachera, te miro a ti). No extraña la fama de chapuceros que nos hemos hecho, la verdad. ¿Hay algo más español que la “ñapa”? Aquí todo se arregla a base de picaresca, caballero.
En ese contexto, ¿por qué iban las empresas a competir en calidad del producto? Socialmente no está valorada, así que se convierte en un flaco argumento de venta. Compiten en precio, en tiempos, con amiguismos, con enchufes, pero no se compite en calidad. “Sí, soy tres veces más caro que la competencia, pero mi producto escala mejor”, ve a venderle con eso a una PYME española y suerte… No sé si os habéis encontrado en la situación de presentar un presupuesto para un catálogo + tienda online, con su SSL, su plataforma de pago, sus sutilezas vamos, y recibir por respuesta un “es que el hijo de mi vecina me lo deja en 400 euros, gracias pero sois muy caros”. Yo sí. Por no hablar del nivelazo de las webs de la administración…
En fin, en un contexto en que la calidad no es una variable de la ecuación, las empresas no tienen razón alguna para apostar por el talento. ¿Pagar más por algo que no necesitas? Tontería. Lo que necesitas es un comercial que sea capaz de colocar tu producto deficiente, lidiar con el cliente cuando se cabree con el resultado, y además conseguir sangrarle unos euros más con el más que necesario soporte posterior. También necesitas a unos cargos intermedios sólidos a los que echar toda la mierda resultante de vender software de chiste. Para que no se vayan a la primera de cambio vas a tener que pagarles en condiciones. ¿Pero técnicos buenos? Menuda chorrada, cualquiera que consiga pintar algo en pantalla te sirve, al fin y al cabo vendes humo. ¿Para qué vas a pagar bien a un tío capaz para hacerle escribir software mal y rápido? Pon tu pasta donde esté tu negocio, y no es en la calidad.
¿Qué comporta un mercado laboral donde los buenos técnicos no son demandados? Pues poca oferta. Puestos a escoger, y si no es totalmente vocacional, es mejor ser un técnico mediocre con trabajo y tranquilo, que un buen técnico frustrado e infravalorado. Así que sí, puedes dar una patada a una piedra y te saldrán 30 informáticos que escogieron la carrera “porque hay trabajo de eso”. Pero esos pocos buenos, los que aman lo que hacen y se han preocupado en ser competentes, esos no van a querer entrar en ese saco. Esos van a querer que se les pague lo que valen, y todos los que conozco están felizmente colocados en las pocas empresas serias donde se les valora, haciendo cosas interesantes.
¿Está todo perdido entonces? ¿Es imposible apostar por la calidad en el mercado tecnológico español? No, claro que no. Todo cambia, todo evoluciona. La apuesta por la calidad no está viniendo de parte de las empresas de consultoria al uso, claro está. Pero el floreciente panorama “startupil” está aportando al mercado savia nueva y ganas de hacer las cosas bien. La concienciación de la sociedad con estos temas va a mejor. De la mano de móviles, tablets, Facebooks y WhatsApps, la gente va entendiendo que la tecnología está aquí para quedarse, que es importante en sus vidas, y que la calidad en las aplicaciones es calidad de vida también. Falta camino por recorrer, pero al menos tengo la sensación de ir avanzando en la dirección correcta.
Si los amigos emprendedores de Dans no encuentran programadores, me da a mí, como comentaba Bonilla, que es porque no estarán ofreciendo lo que vale uno. O al menos no lo suficiente para tentar a los que ya están haciendo cosas interesantes en empresas serias. O posiblemente esos programadores estén hartos de hacer realidad las ideas de emprendedores iluminados y hayan decidido hacer realidad las suyas propias. Eso sería bueno, la verdad. Estoy convencido de que es mucho más fácil convertir a un técnico en un buen tío de negocio que al revés. Pero ese es otro tema :)
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