Quantcast
Channel: Take it easy
Viewing all articles
Browse latest Browse all 19

Ocean’s Eleven, sobre equipos y startups

$
0
0

Con la Eurocopa de fútbol recién terminada, los equipos están en boca de todos. Que si tal tiene a los mejores delanteros, pero el otro defiende mejor, y el de más allá está más equilibrado. Y es que, en los deportes de equipo, la gestión del mismo lo es todo. Traer a la gente apropiada, integrarla en el grupo, dar con la estrategia que mejor se adapta a los jugadores de que se dispone, en fin, todo el pack. En una startup la cosa no varía demasiado, y es que… ¡el equipo lo es todo!

No falta quien opina que el corazón de una startup es la idea. Si algo me ha entrado en la cocorota en este último año y medio es que una idea sin ejecución no vale absolutamente nada. A todos se nos ocurren ideas de negocio, pero sólo las que se convierten en un producto o servicio tangible sirven de algo. Ideas más que manidas que gracias a una impecable ejecución se convierten en productos de éxito, e ideas geniales sobre el papel que acaban en nada de nada. El pan nuestro de cada día.

La capacidad de convertir una idea en un producto viable es la misión de una startup, su razón de ser. ¿Y qué determina esa capacidad? Pues la habilidad del equipo. Un equipo equilibrado y motivado que pueda llevar un concepto abstracto al mercado. Un equipo capaz de implementar y comercializar una solución, he ahí la clave de todo. Ni la idea, ni el modelo de negocio, ni la elección de tecnologías van a ser tan determinantes en el éxito de una startup, o así lo veo yo.

Una startup pasa por varios estados en poco tiempo, es parte de la gracia del asunto. En Ducksboard, tras año y medio, ya hemos pasado por varios de ellos. Y en cada uno hemos afrontado unas necesidades distintas en cuanto a equipo, con las consecuentes estrategias de ampliación y gestión del mismo. En los siguientes párrafos voy a comentar algunos detalles sobre cómo afrontamos dichas evoluciones del grupo, por si a alguien le sirve de algo :)

Sospechosos habituales

Empecemos por el principio, por aquello de no perder a nadie. El equipo inicial, los fundadores. Y aquí, os lo digo con total convicción, creo que reside buena parte de nuestro “éxito” (entendiendo por éxito el no haber cerrado todavía y tener el producto lanzado, vamos, aquí nadie se ha hecho rico todavía xD). Echando la vista atrás, y tras haber conocido muchos otros proyectos durante este tiempo, creo que hemos reunido los dos factores clave para un equipo fundador de garantías: equilibrio y experiencia.

Equilibrio porque tenemos cubiertos los dos flancos principales, y necesarios, en una startup tecnológica: negocio e ingeniería. Diego, como todos sabéis, es un crack del mundo del emprendimiento. Conoce los mecanismos y a la gente, sabe todo (y más) lo que hay que saber sobre inversión, planes de negocio, estrategias de mercado y todo aquello que convierte una startup en una empresa. Es el negocio, y sin negocio no hay empresa. Pero no puede crear un producto de software complejo por sí solo.

Jan y un servidor ponemos el producto en sí. Podemos escribir software, somos capaces de diseñar algo que no se caiga a la primera de cambio y que además cumpla con las necesidades de negocio. Sabemos de código, de bases de datos, de arquitectura y demás hierbas. Sabemos crear software complejo, pero no sabemos venderlo, ni conseguir el dinero necesario, ni en definitiva crear un negocio. Y Diego sí sabe. Nos complementamos y por eso el equipo funciona.

Y luego está la experiencia, claro. En Ducksboard hemos tomado muchas decisiones, de negocio y tecnológicas, y pocas de ellas han sido malas o insensatas. Se ha aplicado siempre el sentido común, y por eso ha sido muy fácil ponerse de acuerdo. Y eso es posible porque todos tenemos unos cuantos años de experiencia en lo nuestro. Si Diego no hubiese fundado y llevado Abiquo a donde la llevó, no sabría casi nada de lo que sabe. Si Jan y yo no hubiésemos trabajado en multitud de proyectos gordos, en varias empresas, con distintas tecnologías, clientes y características, no podríamos tomar la distancia necesaria para diseñar un sistema complejo.

Un equipo equilibrado, y que sepa lo que se hace. Y uno sabe lo que se hace cuando lo ha hecho antes varias veces. Empezar con un equipo así de entrada es tener mucho ganado. Mi sensación es que un equipo “puro” de negocio o técnico está cojo, y va a notar el peso de ese desequilibrio pronto. Siempre, claro está, que hablemos de un proyecto con un fuerte factor tecnológico.

El club de la lucha

Muy bonitos los tiempos en que éramos tres, ahí levantando el asunto mano a mano desde casa de Diego, sí. Pero como comentaba antes, en una startup se van quemando etapas bien rápido, y no tardamos en necesitar ayuda para afrontar todos los temas abiertos. Y aquí, amigos, es donde toca empezar a tomar decisiones tan importantes como el tipo de producto o de negocio que se pretende montar: la elección de las personas que van a entrar a formar parte del equipo.

¿Y por qué es tan importante elegir bien? Son varias las razones. Primero, porque es una inversión de tiempo y de dinero. Si se contrata a una persona que no es la adecuada, a la empresa le va a costar dinero (en sueldos) y tiempo (el dedicado a formación de esa persona), que a la postre lastran todo lo demás. Pero también porque una empresa es mucho más que un logo y una homepage: hay un ambiente de trabajo, una cultura, una dinámica de grupo. Si las nuevas incorporaciones no encajan en esa dinámica pueden enrarecerla para los demás, afectando a su motivación y comodidad, y de nuevo todos perdemos.

Así pues, el elegir bien era importante para nosotros. Y en cada caso, para cada puesto, el concepto “bien” tenía significados distintos. En estadios más iniciales del proyecto buscábamos a gente de confianza y generalista. De confianza porque iban a unirse a la empresa en una fase llena de dudas, con muchos fundamentos por poner todavía, y habían de entender esa inestabilidad, ser comprensivos con los cambios de rumbo bruscos, entender la importancia de sus decisiones, y no bajarse del barco a la mínima zozobra.

Y en esa tesitura se nos unieron Marta, David y Pepe. Marta había estado ahí desde el principio, sumando desde la sombra. Conocía bien (o muy bien :)) a los fundadores, sabe cantidad de negocio y startups, y que se uniese al equipo era cuestión de tiempo. Con David o Pepe no fue tan directo. Habían trabajado con Jan y conmigo en Flumotion durante un par de años. Les conocíamos bien, sabíamos que daban la talla técnicamente, y sobre todo que la daban profesionalmente. Responsables, aplicados, dedicados. Una apuesta sobre seguro cuando fue necesario sumar a gente de Django y Twisted. El tema es que aceptasen, y lo hicieron :)

¿Cómo convencimos a David y a Pepe? Pues yo diría que son tres los factores. Primero, porque querían trabajar con nosotros. Nos conocían, nos respetaban como profesionales, y sabían que iban a poder trabajar cómodos. Segundo, porque les tiraba el proyecto. Se les explicó el estado actual y los planes a futuro, fuimos transparentes. Y tercero, porque les ofrecíamos un salario competitivo, claro está. Pero como comentaba, el conocernos previamente fue un factor clave.

¿Qué pasa cuando necesitas incorporar a alguien y no puedes tirar de ex-compañeros con ese perfil? Pues que te tomas tu tiempo. Cuando fue evidente que nos urgía un desarrollador de frontend (CSS + Javascript) empezamos a buscar. Colgamos la oferta en varios portales, tiramos de blogs, de Twitter, y de conocidos. Nos llegaron varios currículos, pero ninguno nos convencía, porque nuestro requisito básico era sencillo: alguien mucho mejor que nosotros en esas tecnologías. Bastante bueno o bueno a secas no nos servía. Y así dimos con Javi, a través de un amigo que trabajaba con él. Un vistazo a su cuenta de GitHub y una charla informal con él evidenciaron que era el perfil que buscábamos. Fue más largo que con los demás, pero el ser pacientes y muy estrictos durante el proceso dieron un excelente resultado. El acierto fue absoluto.

Uno de los nuestros

Y en ese punto estamos ahora en Ducksboard. 7 empleados totales, 3 de ellos fundadores. 5 técnicos y 2 “bizs”. De los técnicos no fundadores, cada uno cubre una de las tres áreas de código de Ducksboard (backend de obtención de datos, webapp lado servidor, webapp lado cliente). Y de momento estamos bien así, pero se van quemando etapas, y en algún momento habremos de sumar gente al grupo.

¿Qué buscamos/ofrecemos? Pues el detalle depende de cada posición, pero así en genérico… a alguien mejor que nosotros en su ámbito, que sea capaz de echarse la responsabilidad de ese área a la espalda. Alguien que no espere recibir órdenes explícitas que ejecutar, sino participar activamente con decisiones en la construcción del producto. No queremos a gente buena, queremos a gente excelente, y enamorada de su trabajo. Nosotros lo estamos.

Si pedimos tanto, no podemos ofrecer menos. Un gran equipo. Gente experta en lo suyo, con cantidad de ganas de enseñar y aprender de otros. Además todos la mar de majos, el ambiente de trabajo es excepcional. Implicación real en el desarrollo del producto y la empresa, aquí todos opinamos y lo hacemos con todos los datos disponibles, la transparencia es nuestra bandera. El sueldo va a depender de la posición, claro, no puedo dar un número concreto. Pero por usar uno público como ejemplo, ofrecíamos 37K en la oferta de desarrollador frontend. No somos mega-pagadores, pero creemos ser justos.

Y así pretendemos ir creando equipo. Así y con muchos FIFAs, que no sólo de crear empresas vive el hombre :)



Viewing all articles
Browse latest Browse all 19

Trending Articles